Sánchez rechaza de forma tajante la idea de centros de deportación fuera de la UE que sondea Bruselas

Pedro Sánchez rechaza de forma rotunda la idea, promovida por Italia y que ahora sondea la Comisión Europea por si otros países estuvieran interesados, de crear centros de deportación fuera de la UE para que estén allí los inmigrantes mientras esperan la decisión sobre si son repatriados o tienen derecho al asilo. La idea, criticada duramente por las organizaciones que apoyan a los inmigrantes y las que defienden los derechos humanos, está siendo puesta en práctica en Albania por el Gobierno ultraderechista italiano de Giorgia Meloni, que está encontrando el apoyo de buena parte de la derecha tradicional europea del PPE e incluso de algunos socialdemócratas como el británico Keir Starmer.

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 La posición de España en la cumbre de esta semana será contraria a la idea italiana  

Pedro Sánchez rechaza de forma rotunda la idea, promovida por Italia y que ahora sondea la Comisión Europea por si otros países estuvieran interesados, de crear centros de deportación fuera de la UE para que estén allí los inmigrantes mientras esperan la decisión sobre si son repatriados o tienen derecho al asilo. La idea, criticada duramente por las organizaciones que apoyan a los inmigrantes y las que defienden los derechos humanos, está siendo puesta en práctica en Albania por el Gobierno ultraderechista italiano de Giorgia Meloni, que está encontrando el apoyo de buena parte de la derecha tradicional europea del PPE e incluso de algunos socialdemócratas como el británico Keir Starmer.

El líder de la oposición española, Alberto Núñez Feijóo, viajó recientemente a Roma y defendió la política de Meloni. Sánchez, por el contrario, muestra su oposición radical y se prepara para trasladarla en la cumbre de la UE que comienza este jueves en Bruselas, según fuentes del Ejecutivo.

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En La Moncloa creen que esta solución italiana no es solo un atentado grave contra los derechos humanos de los inmigrantes, que quedan hacinados en otro país a la espera de su expulsión, sino que además tiene un coste altísimo, como se está viendo en el caso italiano, y además no resuelve el problema de fondo, porque una vez que termina su estancia prevista, si su país no acepta la repatriación, como suele suceder en la mayoría de los casos, hay que tomar una decisión sobre dónde irá porque no se puede quedar indefinidamente en un campo de deportación.

La portavoz del Gobierno, Pilar Alegría, fue rotunda en su rechazo a esta idea que ya no es solo de Meloni, sino que la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, sondea para extenderla a otros países en el marco político de una clara derechización de la política europea después de las últimas elecciones de junio. Sánchez está dispuesto si es necesario a quedarse en minoría en este asunto, pero su defensa de otro discurso sobre inmigración más progresista es de fondo y ya la expuso la semana pasada en un pleno en el Congreso centrado en esta cuestión. Fuentes del Gobierno señalan que la posición que Sánchez defenderá en la cumbre es clara: aplicación inmediata del pacto de migración y asilo, que según ellos algunos están dando por muerto cuando aún no se ha desarrollado, y rechazo tajante de los centros de deportación.

España no quiere decir si está dispuesta incluso a usar su derecho a veto si los demás países quieren explorar esta vía de los centros de deportación, porque la negociación está en marcha y La Moncloa confía en que no se llegue tan lejos en la cumbre. La propuesta de Sánchez es pues aplicar primero el pacto en su integridad antes de pensar en otras soluciones. Además también reclama que se aplique ya el paquete pactado con Mauritania cuando él viajó allí con Ursula von der Leyen. Este país, que recibe decenas de miles de refugiados de Mali, es el principal lugar de salida de los cayucos que llegan a Canarias en este momento.

“España manifiesta su posición en contra [de los centros de deportación fuera de la UE]. Vamos a seguir defendiendo la aplicación humanitaria del pacto de migración y asilo, vamos a apostar por vías de migración seguras, con los países de tránsito y en contra de las mafias que explotan a estar personas. Con esta política ya se ha conseguido reducir el 40% de las llegadas”, aseguró Alegría tras el Consejo de Ministros al ser preguntada por esta iniciativa que parte de Meloni, pero que ahora está incorporando Von der Leyen.

En este rechazo, el Gobierno de coalición del PSOE y Sumar puede contar además con la gran mayoría de sus socios parlamentarios, que la semana pasada criticaron la idea de Meloni. Tanto el PNV como Bildu, ERC, Podemos, Compromís, el BNG o Coalición Canaria rechazaron este planteamiento, y el único que no se pronunció con claridad es Junts, que tiene una posición dura sobre la inmigración.

En ese pleno de la semana pasada, Sánchez ya dejó muy claro que no está dispuesto a seguir la ola de discurso migratorio duro al que se están entregando otros líderes socialdemócratas europeos como el alemán Olaf Scholz ante la presión de la ultraderecha. Scholz ha ordenado recuperar los controles fronterizos dentro de la UE y políticas más duras de repatriación. El jefe del Gobierno español, por el contrario, lanzó en el Congreso un discurso de fondo y con muchos números para demostrar que, sin inmigración, Europa está condenada a la decadencia demográfica y al fracaso económico.

Sánchez está convencido de que los progresistas europeos, cada vez más débiles y con menos gobiernos, deben dar la batalla para que no triunfe el discurso xenófobo de la ultraderecha y parte de la derecha tradicional que, según él, está basado en datos falsos y en una percepción irreal que lleva a que, por ejemplo, en España los ciudadanos crean que hay un 30% de inmigrantes cuanto en realidad están en el 18%, según una reciente encuesta del Instituto 40dB. para EL PAÍS. Sánchez también desmintió con cifras la vinculación entre inmigración y delincuencia que hace la ultraderecha y además apeló a la historia de España como país de emigrantes para tratar de evitar que la xenofobia entre en el país, como ya lo ha hecho con fuerza en otras naciones europeas.

El presidente también prometió planes de integración para evitar los conflictos que se están viendo en algunos barrios y sobre todo para no acabar con los problemas de guetos y falta de cohesión que han tenido otros países, que en España son mucho menores.

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