Se buscan 10.000 muestras de heces humanas para salvar nuestro futuro: así es la Bóveda de la Microbiota

Cada vez que vamos al baño, expulsamos en nuestras heces miles de millones de microorganismos, en su mayoría bacterias. Y, aunque estos seres microscópicos suelen tener mala fama, lo cierto es que nuestra convivencia es simbiótica: ellos necesitan habitar nuestro cuerpo y nosotros necesitamos que lo habiten, ya que favorecen procesos claves que van desde la digestión a nuestro aparato inmune. Es más, la microbiota es tan importante que se han extendido los trasplantes de microbiota fecal (FMT, por sus siglas en inglés), que se usan para tratamientos que intentan combatir enfermedades inflamatorias intestinales o incluso el autismo. Pero, ¿y si nuestro microbioma -ese conjunto de ‘bichitos’ que moran en nuestros excrementos y cuya población es única en cada uno de nosotros- tuvieran la clave para futuras pandemias o la cura para una nueva -o vieja- enfermedad? Bajo esta premisa, la organización sin ánimo de lucro Microbioma Vault está congelando deposiciones humanas en un ‘bunker del fin del mundo’ (al igual que se hace con los granos de semillas en el Ártico o el de germoplasma animal en España ) llamada la Bóveda de la Microbiota. «Los ecosistemas microbianos son fundamentales para la salud humana y planetaria; sin embargo, las actividades humanas están acelerando su pérdida», escriben sus responsables en un artículo publicado en la revista ‘ Nature Communications ‘. «La iniciativa de la Bóveda de la Microbiota proporciona un marco global para salvaguardar los microbiomas de fuentes humanas, animales y ambientales. Archiva proactivamente la diversidad microbiana para futuras necesidades, priorizando la soberanía de los depositantes, la colaboración equitativa y la gobernanza ética». De 1.400 a 10.000 muestras en 4 añosEl almacén, situado en Suiza, ya cuenta con más de 1.000 registros, si bien el objetivo es ampliarlos hasta las 10.000 muestras en los próximos cuatro años. Las instalaciones también albergan casi 200 tipos de alimentos fermentados, que contienen abundantes microbios beneficiosos para el intestino que podrían contribuir a nuevos fármacos, y el equipo planea además añadir microbios ambientales a la colección. Porque el objetivo a largo plazo es tener ‘copias de seguridad’ de los microbios que viven no solo en los seres humanos, sino también en animales, plantas y el medio ambiente en general, ya que todos estos organismos son básicos. Por ejemplo, los microbios del suelo ayudan a las plantas a crecer mediante el reciclaje de nutrientes; o los microbiomas ambientales, como los del permafrost ártico, desempeñan un papel vital en la regulación del clima al controlar las emisiones de gases de efecto invernadero. «La pérdida de microbios se asocia con un aumento alarmante de enfermedades crónicas, como trastornos alérgicos, autoinmunes y metabólicos», escriben los investigadores en el estudio. «La pérdida de diversidad microbiana se extiende a los ecosistemas ambientales, poniendo en peligro los sistemas agrícolas y la resiliencia ambiental».Por ello, los investigadores señalan que es necesario preservar todo tipo de microbios, ya que las actividades humanas son responsables de la alteración de los microbiomas. Por ejemplo, la agricultura convencional, el deshielo del permafrost debido al cambio climático antropogénico y el uso excesivo de antibióticos están erosionando tanto los microbiomas que podría ser necesario rescatarlos en el futuro. «Las actividades humanas están agotando nuestro microbioma y hay mucha evidencia de ello», señala en un comunicado Martin Blaser, director del Centro de Biotecnología y Medicina Avanzada de la Universidad Rutgers en Nueva Jersey y coautor del trabajo.Para qué ‘revivir’ microbiosEn cuanto a introducir directamente muestras congeladas previamente en el ecosistema humano, como ya se hace con los trasplantes fecales, el equipo señala que es una terapia que aún está lejos, pero que podría ser una interesante vía en el futuro. «No obstante creemos que un día la ciencia mejorará lo suficiente como para que tengamos técnicas de restauración realmente buenas», indica Blaser.También se podrían ‘revivir’ bacterias para descubrir nuevas herramientas CRISPR , unas ‘tijeras genéticas’ presentes en estos seres microscópicos que permiten ‘cortar y pegar’ ADN a placer. Con esta técnica ahora mismo existen aplicaciones que permiten trigo sin gluten, tomates para la hipertensión o incluso algunas curas para enfermedades genéticas. Cada bacteria tiene su propio sistema CRISPR, por lo que estos bancos podrían ser un reservorio ideal. Noticia Relacionada El laboratorio, el nuevo Arca de Noé estandar No De una cabra española ‘desextinguida’ al regreso del lobo terrible Patricia Biosca Aunque la empresa norteamericana Colossal lleva la delantera en la ‘desextinción’ de animales, existen otros proyectos, incluidos algunos españolesCómo guardar una bacteriaEl proyecto comenzó en 2018, pero hasta ahora la Bóveda de Microbiota se encontraba en su fase de lanzamiento, donde se probaba la viabilidad de recolectar y exportar heces y alimentos fermentados de todo el mundo. Investigadores en Suiza han recibido un total de 1204 muestras fecales y 190 muestras de alimentos de Benín, Brasil, Etiopía, Ghana, Laos, Tailandia y Suiza durante los últimos siete años. Estas muestras se almacenan actualmente a -80 °C (-112 °F) en la Universidad de Zúrich.La iniciativa se encuentra actualmente en una fase de desarrollo, donde los investigadores buscan adquirir miles de muestras adicionales, incluyendo microbios de ecosistemas amenazados. También se están desarrollando planes para encontrar una ubicación permanente para la bóveda, idealmente en un país de clima frío, como Suiza o Canadá.MÁS INFORMACIÓN noticia Si Bernardinelli-Bernstein: detectan, por primera vez, actividad molecular en el mayor cometa conocido noticia Si Hallan las rocas más antiguas de todo el planeta Tierra«Tal vez dentro de 100 años, haber salvado estos microbios podría evitar un desastre mayor», señala Blaser. «Es nuestra obligación hacia las generaciones futuras preservar esta diversidad microbiana». Cada vez que vamos al baño, expulsamos en nuestras heces miles de millones de microorganismos, en su mayoría bacterias. Y, aunque estos seres microscópicos suelen tener mala fama, lo cierto es que nuestra convivencia es simbiótica: ellos necesitan habitar nuestro cuerpo y nosotros necesitamos que lo habiten, ya que favorecen procesos claves que van desde la digestión a nuestro aparato inmune. Es más, la microbiota es tan importante que se han extendido los trasplantes de microbiota fecal (FMT, por sus siglas en inglés), que se usan para tratamientos que intentan combatir enfermedades inflamatorias intestinales o incluso el autismo. Pero, ¿y si nuestro microbioma -ese conjunto de ‘bichitos’ que moran en nuestros excrementos y cuya población es única en cada uno de nosotros- tuvieran la clave para futuras pandemias o la cura para una nueva -o vieja- enfermedad? Bajo esta premisa, la organización sin ánimo de lucro Microbioma Vault está congelando deposiciones humanas en un ‘bunker del fin del mundo’ (al igual que se hace con los granos de semillas en el Ártico o el de germoplasma animal en España ) llamada la Bóveda de la Microbiota. «Los ecosistemas microbianos son fundamentales para la salud humana y planetaria; sin embargo, las actividades humanas están acelerando su pérdida», escriben sus responsables en un artículo publicado en la revista ‘ Nature Communications ‘. «La iniciativa de la Bóveda de la Microbiota proporciona un marco global para salvaguardar los microbiomas de fuentes humanas, animales y ambientales. Archiva proactivamente la diversidad microbiana para futuras necesidades, priorizando la soberanía de los depositantes, la colaboración equitativa y la gobernanza ética». De 1.400 a 10.000 muestras en 4 añosEl almacén, situado en Suiza, ya cuenta con más de 1.000 registros, si bien el objetivo es ampliarlos hasta las 10.000 muestras en los próximos cuatro años. Las instalaciones también albergan casi 200 tipos de alimentos fermentados, que contienen abundantes microbios beneficiosos para el intestino que podrían contribuir a nuevos fármacos, y el equipo planea además añadir microbios ambientales a la colección. Porque el objetivo a largo plazo es tener ‘copias de seguridad’ de los microbios que viven no solo en los seres humanos, sino también en animales, plantas y el medio ambiente en general, ya que todos estos organismos son básicos. Por ejemplo, los microbios del suelo ayudan a las plantas a crecer mediante el reciclaje de nutrientes; o los microbiomas ambientales, como los del permafrost ártico, desempeñan un papel vital en la regulación del clima al controlar las emisiones de gases de efecto invernadero. «La pérdida de microbios se asocia con un aumento alarmante de enfermedades crónicas, como trastornos alérgicos, autoinmunes y metabólicos», escriben los investigadores en el estudio. «La pérdida de diversidad microbiana se extiende a los ecosistemas ambientales, poniendo en peligro los sistemas agrícolas y la resiliencia ambiental».Por ello, los investigadores señalan que es necesario preservar todo tipo de microbios, ya que las actividades humanas son responsables de la alteración de los microbiomas. Por ejemplo, la agricultura convencional, el deshielo del permafrost debido al cambio climático antropogénico y el uso excesivo de antibióticos están erosionando tanto los microbiomas que podría ser necesario rescatarlos en el futuro. «Las actividades humanas están agotando nuestro microbioma y hay mucha evidencia de ello», señala en un comunicado Martin Blaser, director del Centro de Biotecnología y Medicina Avanzada de la Universidad Rutgers en Nueva Jersey y coautor del trabajo.Para qué ‘revivir’ microbiosEn cuanto a introducir directamente muestras congeladas previamente en el ecosistema humano, como ya se hace con los trasplantes fecales, el equipo señala que es una terapia que aún está lejos, pero que podría ser una interesante vía en el futuro. «No obstante creemos que un día la ciencia mejorará lo suficiente como para que tengamos técnicas de restauración realmente buenas», indica Blaser.También se podrían ‘revivir’ bacterias para descubrir nuevas herramientas CRISPR , unas ‘tijeras genéticas’ presentes en estos seres microscópicos que permiten ‘cortar y pegar’ ADN a placer. Con esta técnica ahora mismo existen aplicaciones que permiten trigo sin gluten, tomates para la hipertensión o incluso algunas curas para enfermedades genéticas. Cada bacteria tiene su propio sistema CRISPR, por lo que estos bancos podrían ser un reservorio ideal. Noticia Relacionada El laboratorio, el nuevo Arca de Noé estandar No De una cabra española ‘desextinguida’ al regreso del lobo terrible Patricia Biosca Aunque la empresa norteamericana Colossal lleva la delantera en la ‘desextinción’ de animales, existen otros proyectos, incluidos algunos españolesCómo guardar una bacteriaEl proyecto comenzó en 2018, pero hasta ahora la Bóveda de Microbiota se encontraba en su fase de lanzamiento, donde se probaba la viabilidad de recolectar y exportar heces y alimentos fermentados de todo el mundo. Investigadores en Suiza han recibido un total de 1204 muestras fecales y 190 muestras de alimentos de Benín, Brasil, Etiopía, Ghana, Laos, Tailandia y Suiza durante los últimos siete años. Estas muestras se almacenan actualmente a -80 °C (-112 °F) en la Universidad de Zúrich.La iniciativa se encuentra actualmente en una fase de desarrollo, donde los investigadores buscan adquirir miles de muestras adicionales, incluyendo microbios de ecosistemas amenazados. También se están desarrollando planes para encontrar una ubicación permanente para la bóveda, idealmente en un país de clima frío, como Suiza o Canadá.MÁS INFORMACIÓN noticia Si Bernardinelli-Bernstein: detectan, por primera vez, actividad molecular en el mayor cometa conocido noticia Si Hallan las rocas más antiguas de todo el planeta Tierra«Tal vez dentro de 100 años, haber salvado estos microbios podría evitar un desastre mayor», señala Blaser. «Es nuestra obligación hacia las generaciones futuras preservar esta diversidad microbiana».  

Cada vez que vamos al baño, expulsamos en nuestras heces miles de millones de microorganismos, en su mayoría bacterias. Y, aunque estos seres microscópicos suelen tener mala fama, lo cierto es que nuestra convivencia es simbiótica: ellos necesitan habitar nuestro cuerpo y nosotros necesitamos que … lo habiten, ya que favorecen procesos claves que van desde la digestión a nuestro aparato inmune. Es más, la microbiota es tan importante que se han extendido los trasplantes de microbiota fecal (FMT, por sus siglas en inglés), que se usan para tratamientos que intentan combatir enfermedades inflamatorias intestinales o incluso el autismo.

Pero, ¿y si nuestro microbioma -ese conjunto de ‘bichitos’ que moran en nuestros excrementos y cuya población es única en cada uno de nosotros- tuvieran la clave para futuras pandemias o la cura para una nueva -o vieja- enfermedad? Bajo esta premisa, la organización sin ánimo de lucro Microbioma Vault está congelando deposiciones humanas en un ‘bunker del fin del mundo’ (al igual que se hace con los granos de semillas en el Ártico o el de germoplasma animal en España) llamada la Bóveda de la Microbiota.

«Los ecosistemas microbianos son fundamentales para la salud humana y planetaria; sin embargo, las actividades humanas están acelerando su pérdida», escriben sus responsables en un artículo publicado en la revista ‘Nature Communications‘. «La iniciativa de la Bóveda de la Microbiota proporciona un marco global para salvaguardar los microbiomas de fuentes humanas, animales y ambientales. Archiva proactivamente la diversidad microbiana para futuras necesidades, priorizando la soberanía de los depositantes, la colaboración equitativa y la gobernanza ética».

De 1.400 a 10.000 muestras en 4 años

El almacén, situado en Suiza, ya cuenta con más de 1.000 registros, si bien el objetivo es ampliarlos hasta las 10.000 muestras en los próximos cuatro años. Las instalaciones también albergan casi 200 tipos de alimentos fermentados, que contienen abundantes microbios beneficiosos para el intestino que podrían contribuir a nuevos fármacos, y el equipo planea además añadir microbios ambientales a la colección.

Porque el objetivo a largo plazo es tener ‘copias de seguridad’ de los microbios que viven no solo en los seres humanos, sino también en animales, plantas y el medio ambiente en general, ya que todos estos organismos son básicos. Por ejemplo, los microbios del suelo ayudan a las plantas a crecer mediante el reciclaje de nutrientes; o los microbiomas ambientales, como los del permafrost ártico, desempeñan un papel vital en la regulación del clima al controlar las emisiones de gases de efecto invernadero.

«La pérdida de microbios se asocia con un aumento alarmante de enfermedades crónicas, como trastornos alérgicos, autoinmunes y metabólicos», escriben los investigadores en el estudio. «La pérdida de diversidad microbiana se extiende a los ecosistemas ambientales, poniendo en peligro los sistemas agrícolas y la resiliencia ambiental».

Por ello, los investigadores señalan que es necesario preservar todo tipo de microbios, ya que las actividades humanas son responsables de la alteración de los microbiomas. Por ejemplo, la agricultura convencional, el deshielo del permafrost debido al cambio climático antropogénico y el uso excesivo de antibióticos están erosionando tanto los microbiomas que podría ser necesario rescatarlos en el futuro.

«Las actividades humanas están agotando nuestro microbioma y hay mucha evidencia de ello», señala en un comunicado Martin Blaser, director del Centro de Biotecnología y Medicina Avanzada de la Universidad Rutgers en Nueva Jersey y coautor del trabajo.

Para qué ‘revivir’ microbios

En cuanto a introducir directamente muestras congeladas previamente en el ecosistema humano, como ya se hace con los trasplantes fecales, el equipo señala que es una terapia que aún está lejos, pero que podría ser una interesante vía en el futuro. «No obstante creemos que un día la ciencia mejorará lo suficiente como para que tengamos técnicas de restauración realmente buenas», indica Blaser.

También se podrían ‘revivir’ bacterias para descubrir nuevas herramientas CRISPR, unas ‘tijeras genéticas’ presentes en estos seres microscópicos que permiten ‘cortar y pegar’ ADN a placer. Con esta técnica ahora mismo existen aplicaciones que permiten trigo sin gluten, tomates para la hipertensión o incluso algunas curas para enfermedades genéticas. Cada bacteria tiene su propio sistema CRISPR, por lo que estos bancos podrían ser un reservorio ideal.

Cómo guardar una bacteria

El proyecto comenzó en 2018, pero hasta ahora la Bóveda de Microbiota se encontraba en su fase de lanzamiento, donde se probaba la viabilidad de recolectar y exportar heces y alimentos fermentados de todo el mundo. Investigadores en Suiza han recibido un total de 1204 muestras fecales y 190 muestras de alimentos de Benín, Brasil, Etiopía, Ghana, Laos, Tailandia y Suiza durante los últimos siete años. Estas muestras se almacenan actualmente a -80 °C (-112 °F) en la Universidad de Zúrich.

La iniciativa se encuentra actualmente en una fase de desarrollo, donde los investigadores buscan adquirir miles de muestras adicionales, incluyendo microbios de ecosistemas amenazados. También se están desarrollando planes para encontrar una ubicación permanente para la bóveda, idealmente en un país de clima frío, como Suiza o Canadá.

«Tal vez dentro de 100 años, haber salvado estos microbios podría evitar un desastre mayor», señala Blaser. «Es nuestra obligación hacia las generaciones futuras preservar esta diversidad microbiana».

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