Humanos, chimpancés y bonobos comparten alrededor del 98% de su ADN, lo que los convierte en los parientes vivos más cercanos, genéticamente hablando. Hay muchas conductas que se repiten en estas especies y una de ellas es su comportamiento sexual. Más concretamente, su manera de utilizar el sexo para reducir la tensión, prevenir los conflictos, aliviar el estrés o como método de reconciliación, de restauración de lazos sociales y como consuelo. Los grandes simios, más inteligentes y resolutivos que muchos humanos, practican la máxima de “haz el amor, no la guerra”, no solo en pareja, sino en el grupo. Y, hasta la fecha, no les va mal.
Chimpancés y bonobos utilizan el sexo para esquivar peleas, apaciguar el ambiente o reconciliarse. Pero esta heredada táctica no siempre es recomendable para el ser humano, ya que puede retrasar la solución a problemas de fondo
Humanos, chimpancés y bonobos comparten alrededor del 98% de su ADN, lo que los convierte en los parientes vivos más cercanos, genéticamente hablando. Hay muchas conductas que se repiten en estas especies y una de ellas es su comportamiento sexual. Más concretamente, su manera de utilizar el sexo para reducir la tensión, prevenir los conflictos, aliviar el estrés o como método de reconciliación, de restauración de lazos sociales y como consuelo. Los grandes simios, más inteligentes y resolutivos que muchos humanos, practican la máxima de “haz el amor, no la guerra”, no solo en pareja, sino en el grupo. Y, hasta la fecha, no les va mal.
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