Shamsud-Din Jabbar, el hombre que asesinó al menos a quince personas al embestir con una furgoneta pick-up eléctrica Ford T-150 a la gente que celebraba el inicio del año en la confluencia de las calles Bourbon y Canal, en Nueva Orleáns. Leer Shamsud-Din Jabbar, el hombre que asesinó al menos a quince personas al embestir con una furgoneta pick-up eléctrica Ford T-150 a la gente que celebraba el inicio del año en la confluencia de las calles Bourbon y Canal, en Nueva Orleáns. Leer
Hasta ahora, la ciudad de Beaumont, se había ganado su pequeño lugar en la Historia de Estados Unidos porque allí es donde en 1901 se perforó el primer pozo petrolífero de lo que acabaría por convertirse en una de las mayores industrias de ese territorio: los hidrocarburos.
Desde ayer, Beaumont ya tiene otro motivo para la fama, aunque esta vez trágico: allí es donde nació, el 26 de octubre de 1982, Shamsud-Din Jabbar, el hombre que asesinó al menos a quince personas al embestir con una furgoneta pick-up eléctrica Ford T-150 a la gente que celebraba el inicio del año en la confluencia de las calles Bourbon y Canal, en Nueva Orleáns -aunque el FBI cree que no actuó solo-. Jabbar era, así pues, estadounidense. De hecho, parece que pasó la mayor parte de su vida en Texas, con la posible excepción de los aproximadamente diez años en que sirvió en el Ejército de Tierra de su país, donde no realizó misiones de combate, aun que estuvo destinado en Afganistán en 2009, durante la escalada en la guerra llevada a cabo por Barack Obama. Sus tareas en las Fuerzas Armadas se circunscribieron a recursos humanos y a tecnologías de la información. Durante su destino en Afganistán fue promovido al rango de sargento.
Posteriormente, se licenció sin ningún problema ni ninguna queja de sus superiores y se reintegró a la vida civil. En la actualidad, residía en la ciudad de Houston, la mayor de Texas, a unas seis horas en coche de Nueva Orleáns. La policía rodeó anoche la casa de Jabbar con un enorme despliegue hasta que salió de ella un hombre con los brazos en alto, se ignora si esa persona ha pasado a disposición judicial o si tiene algún tipo de vinculación con el atentado.
Que Jabbar sea estadounidense desmonta por la base acusaciones como la del presiente electo, Donald Trump, que se apresuró a colgar un mensaje en su red social Truth proclamando que «los delincuentes que vienen de fuera son peores que los que tenemos en casa». Más grande todavía fue la equivocación (¿intento de manipulación?) de la congresista neofascista Margaret Taylor Greene, que llegó incluso a dar detalles acerca de cómo Jabbar habría cruzado la frontera desde México el 29 de diciembre. El mensaje de Taylor Greene es todo un ejemplo de cómo se manipular en redes sociales, ya que comienza con un «se dice que…» – similar al «un montón de gente anda diciendo» habitual en Donald Trump – antes de entrar en unos detalles exhaustivos, indicando incluso la localidad por la que Jabbar habría entrado desde México.
En realidad, Jabbar entró en EEUU desde el vientre de su madre en Beaumont. Su familia era originaria de Oriente Medio. Pero no parece que fueran musulmanes o, si ése era el caso, que el terrorista tuviera una educación estricta desde el punto de vista religioso. Al igual que en muchos otros casos de fundamentalistas islámicos, su conversión llegó cuando ya era adulto.
Jabbar se casó y divorció dos veces. Su primera separación fue en 2012; la segunda, hace dos años. Según el ‘New York Times’, en el segundo juicio por divorcio, al futuro terrorista declaró una serie de problemas financieros, en parte por un crédito por valor de 16.000 dólares (casi 15.000 euros) que, dijo, había contraído para pagar los gastos legales del proceso y para hacerse con una segunda residencia. De su primera unión, con una mujer llamada Nakendra Charrlle, tuvo dos hijas, de 15 y 20 años. A juzgar por los documentos del divorcio examinados por el diario texano ‘Houston Chronichle’, Jabar también tuvo descendencia con su segunda esposa, a la que pasaba una pensión mensual para el cuidado de sus hijos de 1.353 dólares (1.307 euros).
De acuerdo con el diario neoyorkino, cuando se produjo el segundo divorcio Jabbar ya estaba metido en la espiral del fundamentalismo islámico. El actual esposo de Charrlle, Dwayne Marsh, ha declarado que el asesino de Bourbon Street se convirtió al islam y «se volvió loco», hasta el punto de que él y su esposa le negaron hace unos meses el derecho a realizar visitas a sus dos hijas.
No parece que, pese a sus declaraciones de dificultades económicas en la segunda separación, Jabbar tuviera motivos para pasar por estrecheces. De acuerdo con el diario texano ‘Houston Chronicle’, en 2020 declaró unos ingresos brutos de 120.000 dólares (116.000 euros) como contratista del gigante de la consultoría Deloitte.
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