«Srebrenica no es sólo un recuerdo doloroso, sino una prueba para el futuro de Bosnia»

Hace tres décadas, las tropas serbobosnias asesinaron a 8.000 hombres y adolescentes musulmanes bosnios en el último genocidio del siglo XX. Este año, siete víctimas recibirán sepultura en el Centro Conmemorativo de Srebrenica-Potocari Leer Hace tres décadas, las tropas serbobosnias asesinaron a 8.000 hombres y adolescentes musulmanes bosnios en el último genocidio del siglo XX. Este año, siete víctimas recibirán sepultura en el Centro Conmemorativo de Srebrenica-Potocari Leer  

Cuesta asimilar que pueda caber tanto odio para matar a 8.000 personas con el único fin de que un pueblo desaparezca. Srebrenica puede ser una foto ya borrosa capturada hace 30 años en un lugar remoto de Europa, en el final de los tres años y medio de la guerra en Bosnia y Herzegovina. Pero supervivientes como Sadik Selimovic, que perdió a su padre y a sus tres hermanos, nos recuerdan con su día a día aquella masacre, más allá de los actos de conmemoración de cada año.

Él, investigador del Instituto de Personas Desaparecidas de Bosnia, lo hace con la misión vital de encontrar más fosas comunes y los restos de alguna de las 1.000 personas que aún permanecen desaparecidas tres décadas después de aquello. «En los últimos tres años, hemos registrado 62 lugares, pero no hemos encontrado ni un solo cuerpo», relata Selimovic en una entrevista con la agencia AFP. La última fosa se localizó en el año 2021. Entonces se exhumaron los restos de 10 víctimas.

A lo largo de los años, Selimovic encontró los cadáveres de sus cuatro familiares, el último su hermano menor, Sabahudin, que pudo enterrar hace dos años. Pero, a sus 62 años, quiere seguir con la tarea de buscar a otros sin que el tiempo y el olvido le lastren: «Es lo que me mantiene vivo. Sé lo que es que te digan que han encontrado a tu ser querido», cuenta en la misma entrevista.

En este aniversario, siete víctimas que han podido ser identificadas recibirán sepultura en el Centro Conmemorativo de Srebrenica-Potocari. Entre ellos, los restos identificados del padre de Mirzeta Karic, Sejdalija Alic, del que solo se conserva la mandíbula inferior. La familia no quiere esperar más a hacerle la despedida definitiva: «Mi madre está muy enferma y quiere que se haga», relata a la agencia francesa. Su hermano Senad, asesinado a los 17 años, nunca fue hallado.

Mujeres musulmanas bosnias lloran junto a los ataúdes de las víctimas de Srebrenica expuestos en el centro conmemorativo de Potocari, cerca de Srebrenica.
Mujeres musulmanas bosnias lloran junto a los ataúdes de las víctimas de Srebrenica expuestos en el centro conmemorativo de Potocari, cerca de Srebrenica.Amel EmricAp

Aquel 11 de julio está marcado como la fecha -aunque la masacre se prolongó durante varios días- en que las fuerzas serbobosnias, comandadas por el general Ratko Mladic, el llamado Carnicero de los Balcanes, y por el líder serbobosnio Radovan Karadzic, asesinaron a tiros a 8.000 hombres y adolescentes musulmanes del enclave que acababan de conquistar y que estaba bajo amparo de la ONU. La localidad albergaba a más de 40.000 personas, muchas de ellas desplazadas por la guerra de Bosnia. Tanto Karadzic, de ahora 80 años, como Mladic, de 83, cumplen cadena perpetua por genocidio y crímenes de guerra, una condena que dictó el Tribunal Penal Internacional para la antigua Yugoslavia de La Haya.

La Comisión Internacional sobre Personas Desaparecidas (ICMP), con sede en La Haya y con un laboratorio en Srebrenica, se encarga de la identificación de los cadáveres. Esta organización recuerda cómo aquel 11 de julio, ante la amenaza serbobosnia, miles de hombres y niños salieron de esta población para dirigirse hacia Tuzla. En el camino, fueron detenidos y ejecutados. Los que tardaron en salir fueron asesinados en la misma Srebrenica.

Un trabajador bosnio, el 10 de julio de 2007, pasando junto a un cráneo humano durante la exhumación de una fosa común en el pueblo de Budak, cerca de Srebrenica
Un trabajador bosnio, el 10 de julio de 2007, pasando junto a un cráneo humano durante la exhumación de una fosa común en el pueblo de Budak, cerca de SrebrenicaAmel EmricAp

La antropóloga forense Dragana Vucetic, que trabaja para la ICMP desde hace 20 años, revela a AFP que en su depósito de cadáveres y en el de la Comisión bosnia para las personas desaparecidas, en Tuzla, aún quedan restos de «90 casos cuya huella genética (ADN) ha sido aislada», pero que aún no han sido identificados. También hay unas 50 víctimas que sí han podido serlo. «Pero las familias siguen sin querer validar la identificación y darles sepultura. La mayoría de las veces porque los restos óseos están incompletos».

Cuenta que, inicialmente, los cuerpos fueron arrojados en grandes fosas comunes cerca de los «cinco lugares de ejecución masiva». «Unos meses más tarde, estas fosas se abrían y los cadáveres, ya en las primeras fases de descomposición, eran transportados a otros lugares, a veces a 100 kilómetros de distancia«, explica esta doctora.

Allí, los cadáveres eran «despedazados» por palas mecánicas y excavadoras y transportados en muchas ocasiones a dos o tres lugares distintos para ocultar el crimen. «Durante las exhumaciones, sólo encontramos cuerpos completos en el 10% de los casos», explica esta antropóloga. Se utilizaron pruebas de ADN para reconstruir algunos esqueletos, partes de los cuales se encontraron a veces en cuatro fosas comunes. Unas 6.000 personas fueron identificadas entre 2012 y 2022, tras lo cual el número de identificaciones ha ido descendiendo, con sólo tres casos desde principios de 2025.

Kadefija Hasanovic, en 2017, que perdió a su marido en la masacre de Srebrenica.
Kadefija Hasanovic, en 2017, que perdió a su marido en la masacre de Srebrenica.Amel EmricAp

Adnan Cerimagic tenía nueve años cuando se cometió el genocidio. Este analista bosnio del think thank European Stability Iniciative recuerda que no solía hablarse de la masacre en las escuelas y, cuando salía a colación, «se presentaba de formas que reflejaban las divisiones étnicas». «Todavía no existe un plan de estudios aceptado por todo el Estado para describir lo que ocurrió. Aunque el Centro Conmemorativo de Srebrenica y un grupo de profesores de Historia de Bosnia y Herzegovina han hecho algunos intentos», destaca.

«El genocidio de Srebrenica no es sólo un recuerdo doloroso, sino una prueba para el futuro del país», explica este experto que considera que la herida todavía no ha cicatrizado aunque hayan pasado 30 años. Sobre todo cuando «la negación del genocidio sigue estando muy extendida entre algunos dirigentes políticos», dice en referencia a los líderes políticos de la entidad serbobosnia (Republika Srpska) y Serbia. Para él, «simboliza las consecuencias del nacionalismo extremo y el fracaso de la comunidad internacional a la hora de proteger a los civiles».

Una mujer bosnia sentada entre lápidas durante una ceremonia funeraria en el centro conmemorativo de Potocari en 2013.
Una mujer bosnia sentada entre lápidas durante una ceremonia funeraria en el centro conmemorativo de Potocari en 2013.Amel EmricAp

«La forma en que Bosnia afronte Srebrenica define si puede avanzar como sociedad democrática basada en la verdad, la justicia y el Estado de derecho», opina. «Recordar Srebrenica no tiene que ver sólo con el pasado, sino con rechazar ahora el odio y la división, e insistir en una comprensión común y honesta de la historia como base para la coexistencia pacífica», añade sobre los peligros del olvido.

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