Son sonidos que vienen del fondo del mar. Largos zumbidos, como lamentos, que pueden durar minutos enteros y que los audífonos captan regularmente desde hace décadas. Muchos, la mayoría, encuentran una rápida explicación: el lejano retumbar de las olas contra alguna costa, el canto lastimero de una ballena solitaria, el estruendo de maquinaria humana haciendo perforaciones en el fondo…Pero otros están envueltos en el misterio. Conocidos genéricamente como ‘ The Hum ‘ (El zumbido), se trata normalmente de sonidos de baja frecuencia, equiparados a veces con los que emite un motor diesel en pleno funcionamiento. Muchas personas los han oído directamente, incluso muy lejos de las costas. Y han sido grabadas en distintas ocasiones: el zumbido de Taos (1992), el de Bristol (1979), El de Londres (1940), el de Auckland (1977), el de Calgary (2008), el de Seattle (2012), o los de Aldaia y Cádiz (2013 y 2014), son solo algunos de los numerosos ejemplos.Un sonido diferentePero existe un sonido que, aunque muy bien documentado, no se parece a ninguno de los demás. Un sonido que se escuchó en julio de 1982, cuando un equipo de investigadores de Nueva Zelanda lo grabó como parte de un experimento para caracterizar el paisaje sonoro de la cuenca del sur de Fiji. A diferencia de la mayoría, aquel sonido constaba de cuatro ráfagas cortas parecidas a graznidos, lo que inspiró su nombre: ‘Bio-Duck’.«El sonido se repetía tanto – Explica Ross Chapman, de la Universidad de Victoria- que al principio no podíamos creer que fuera biológico. Pero al hablar con otros colegas en Australia sobre los datos, descubrimos que se escuchaba algo similar con bastante frecuencia en otras regiones de Nueva Zelanda y Australia». Lo cual reforzó la opinión de que, muy posiblemente, aquellos misteriosos sonidos eran emitidos por algún ser vivo.Chapman presentará hoy mismo su trabajo de análisis durante la 187 Reunión de la Sociedad Acústica de América , que se celebra de forma virtual a lo largo de dos días.Un largo estudio«Nos involucramos en el análisis de los datos del experimento en 1986 -recuerda Chapman-. Y descubrimos que esos datos contenían una mina de oro de nueva información sobre muchos tipos de sonidos oceánicos, incluidos los que emiten los mamíferos marinos. Hay que entender que este tipo de estudios estaban en su infancia en aquellos días. Fue realmente un momento emocionante para nosotros».¿Pero qué o quién emitió aquellos sonidos? Desafortunadamente, y a pesar de los largos años de estudio, su origen sigue sin ser identificado de forma concluyente. Existen, eso sí, teorías según las cuales aquellos ‘graznidos’ fueron emitidos por ballenas minke antárticas, ya que ruidos similares también se registraron en aguas antárticas en años posteriores, pero nadie ha visto ni estudiado nunca ballenas en el acto de emitirlos.¿Una conversación?Sin importar cuál sea exactamente el animal, Chapman cree que podría tratarse de una conversación. Los datos fueron registrados por una antena acústica, un conjunto de hidrófonos remolcados detrás de un barco. La singularidad de la antena permitió a los investigadores identificar la dirección de donde provenían los sonidos.«Descubrimos que, por lo general, había varios ‘hablantes’ diferentes y en distintos lugares del océano -dice Chapman-, y todos emitían los mismos sonidos. Lo más sorprendente fue que cuando un orador hablaba, los demás guardaban silencio, como si estuvieran escuchando. Entonces el primer orador dejaba de hablar y escuchaba las respuestas de los demás».Durante su sesión, Chapman presentará la forma de onda y el espectro de las grabaciones, así como evidencia adicional que apunta a que realmente se trató de una ‘charla’ entre múltiples animales.MÁS INFORMACIÓN noticia No Los astronautas piensan ‘más lento’ en el espacio noticia Si La gravedad le sigue haciendo caso a Einstein 120 años después«Para mí siempre ha sido un tema sin respuesta -concluye el investigador-. Tal vez estaban hablando de la cena, tal vez eran padres hablando con sus hijos, o tal vez simplemente estaban comentando sobre ese barco loco que seguía yendo y viniendo arrastrando esa larga cuerda detrás de él». Son sonidos que vienen del fondo del mar. Largos zumbidos, como lamentos, que pueden durar minutos enteros y que los audífonos captan regularmente desde hace décadas. Muchos, la mayoría, encuentran una rápida explicación: el lejano retumbar de las olas contra alguna costa, el canto lastimero de una ballena solitaria, el estruendo de maquinaria humana haciendo perforaciones en el fondo…Pero otros están envueltos en el misterio. Conocidos genéricamente como ‘ The Hum ‘ (El zumbido), se trata normalmente de sonidos de baja frecuencia, equiparados a veces con los que emite un motor diesel en pleno funcionamiento. Muchas personas los han oído directamente, incluso muy lejos de las costas. Y han sido grabadas en distintas ocasiones: el zumbido de Taos (1992), el de Bristol (1979), El de Londres (1940), el de Auckland (1977), el de Calgary (2008), el de Seattle (2012), o los de Aldaia y Cádiz (2013 y 2014), son solo algunos de los numerosos ejemplos.Un sonido diferentePero existe un sonido que, aunque muy bien documentado, no se parece a ninguno de los demás. Un sonido que se escuchó en julio de 1982, cuando un equipo de investigadores de Nueva Zelanda lo grabó como parte de un experimento para caracterizar el paisaje sonoro de la cuenca del sur de Fiji. A diferencia de la mayoría, aquel sonido constaba de cuatro ráfagas cortas parecidas a graznidos, lo que inspiró su nombre: ‘Bio-Duck’.«El sonido se repetía tanto – Explica Ross Chapman, de la Universidad de Victoria- que al principio no podíamos creer que fuera biológico. Pero al hablar con otros colegas en Australia sobre los datos, descubrimos que se escuchaba algo similar con bastante frecuencia en otras regiones de Nueva Zelanda y Australia». Lo cual reforzó la opinión de que, muy posiblemente, aquellos misteriosos sonidos eran emitidos por algún ser vivo.Chapman presentará hoy mismo su trabajo de análisis durante la 187 Reunión de la Sociedad Acústica de América , que se celebra de forma virtual a lo largo de dos días.Un largo estudio«Nos involucramos en el análisis de los datos del experimento en 1986 -recuerda Chapman-. Y descubrimos que esos datos contenían una mina de oro de nueva información sobre muchos tipos de sonidos oceánicos, incluidos los que emiten los mamíferos marinos. Hay que entender que este tipo de estudios estaban en su infancia en aquellos días. Fue realmente un momento emocionante para nosotros».¿Pero qué o quién emitió aquellos sonidos? Desafortunadamente, y a pesar de los largos años de estudio, su origen sigue sin ser identificado de forma concluyente. Existen, eso sí, teorías según las cuales aquellos ‘graznidos’ fueron emitidos por ballenas minke antárticas, ya que ruidos similares también se registraron en aguas antárticas en años posteriores, pero nadie ha visto ni estudiado nunca ballenas en el acto de emitirlos.¿Una conversación?Sin importar cuál sea exactamente el animal, Chapman cree que podría tratarse de una conversación. Los datos fueron registrados por una antena acústica, un conjunto de hidrófonos remolcados detrás de un barco. La singularidad de la antena permitió a los investigadores identificar la dirección de donde provenían los sonidos.«Descubrimos que, por lo general, había varios ‘hablantes’ diferentes y en distintos lugares del océano -dice Chapman-, y todos emitían los mismos sonidos. Lo más sorprendente fue que cuando un orador hablaba, los demás guardaban silencio, como si estuvieran escuchando. Entonces el primer orador dejaba de hablar y escuchaba las respuestas de los demás».Durante su sesión, Chapman presentará la forma de onda y el espectro de las grabaciones, así como evidencia adicional que apunta a que realmente se trató de una ‘charla’ entre múltiples animales.MÁS INFORMACIÓN noticia No Los astronautas piensan ‘más lento’ en el espacio noticia Si La gravedad le sigue haciendo caso a Einstein 120 años después«Para mí siempre ha sido un tema sin respuesta -concluye el investigador-. Tal vez estaban hablando de la cena, tal vez eran padres hablando con sus hijos, o tal vez simplemente estaban comentando sobre ese barco loco que seguía yendo y viniendo arrastrando esa larga cuerda detrás de él».
No se trata de los clásicos zumbidos, sino de varias ráfagas cortas parecidas a graznidos
Son sonidos que vienen del fondo del mar. Largos zumbidos, como lamentos, que pueden durar minutos enteros y que los audífonos captan regularmente desde hace décadas. Muchos, la mayoría, encuentran una rápida explicación: el lejano retumbar de las olas contra alguna costa, el canto lastimero …
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