Los revuelos se suceden en el Banco de España. El ministro de Economía, Carlos Cuerpo, pidió el lunes 30 de septiembre a la consejera del banco Judith Arnal, nombrada por la exvicepresidenta Nadia Calviño tras haber sido su jefa de gabinete, que abandonara su puesto en el órgano de gobernanza de la institución porque lo necesitaba para otra persona, según adelantó El Mundo y ha confirmado EL PAÍS. Arnal se negó esgrimiendo la ley de autonomía del Banco de España y pidió amparo al gobernador, José Luis Escrivá. Una vez conocidos los hechos, el gobernador salió expresando “todo el apoyo” a la consejera en una entrevista en RNE.
Un organismo caracterizado por la discreción salta a los titulares por injerencias políticas y movimientos internos
Los revuelos se suceden en el Banco de España. El ministro de Economía, Carlos Cuerpo, pidió el lunes 30 de septiembre a la consejera del banco Judith Arnal, nombrada por la exvicepresidenta Nadia Calviño tras haber sido su jefa de gabinete, que abandonara su puesto en el órgano de gobernanza de la institución porque lo necesitaba para otra persona, según adelantó El Mundo y ha confirmado EL PAÍS. Arnal se negó esgrimiendo la ley de autonomía del Banco de España y pidió amparo al gobernador, José Luis Escrivá. Una vez conocidos los hechos, el gobernador salió expresando “todo el apoyo” a la consejera en una entrevista en RNE.
En el entorno de Escrivá se interpreta este suceso como una demostración de independencia después de que se cuestionara su salto del Gobierno al supervisor. Pero la sombra de las injerencias y la politización vuelve a planear sobre el Banco de España pese a que su ley de autonomía lo blinde de las intromisiones políticas.
Además, estos hechos reflejan tensiones entre el ministro y el gobernador. Cuerpo ya ha colocado a una persona próxima, Lucía Rodríguez, en el consejo de la institución. De todas formas, según algunas fuentes, la petición del ministro vendría motivada porque se quería hacer hueco a algún compromiso con un socio de gobierno. De hecho, había una promesa hecha a Sumar de hacer consejero al profesor Santiago Lago.
Desde la llegada de Escrivá al Banco de España a principios de septiembre, se han sucedido los dimes y diretes que han saltado incluso a los medios de comunicación sin que haya ocurrido una gran crisis o se haya publicado un informe de calado. Un organismo caracterizado por la discreción y el lenguaje vaticano ha pasado en un mes a ser carnaza de titulares por sus movimientos internos.
La primera historia que salió a la palestra fueron los encontronazos que tuvo el gobernador, nada más aterrizar, con el consejero del banco Fernando Fernández, nombrado a instancias del PP. Escrivá intentó en un primer momento congraciarse con él para establecer buenas relaciones con los populares, ofreciéndole incluso las riendas del comité que diseñaría una propuesta de reforma del organismo. Pero la reorganización de los departamentos que hizo en los primeros días, cambiando a unas 1.000 personas de jefes y estructura, los enfrentó. Fernández defendió que el gobernador tiene todo el derecho a cambiar la estructura. Pero que debía hacerlo habiendo establecido primero un diálogo dentro de la institución para que los cambios fueran más eficientes y se aceptaran mejor. Las discusiones por este y otros asuntos provocaron que Fernández cambiara de opinión y rechazara el encargo de dirigir ese comité de reforma después de haberlo aceptado informalmente. Pero Escrivá ya había informado previamente a la prensa, de forma extraoficial, sobre la designación. Al final, el nombramiento de Fernández no cuajó y ese giro de los acontecimientos hizo que los medios pusieran el foco. En todo caso, en la dirección del banco consideran que este es un hecho anecdótico.
En esta reorganización ha quedado afectado el servicio de estudios del Banco de España. Sus informes sobre política económica han molestado a veces al Gobierno. Y Escrivá ha dejado este departamento con muchos menos efectivos al sustraerle cerca de 200 trabajadores. Se le han quitado las áreas de estadísticas y de relaciones con los organismos internacionales. Y está ya contemplado, según fuentes internas, hacer una reestructuración de lo que queda del departamento. Escrivá argumenta que busca fusionar todas las estadísticas para aprovechar las posibilidades que le ofrece la inteligencia artificial y hacer una mejor gestión de ellas. Y, en cualquier caso, se afirma que la dirección de Economía siempre tendrá un acceso pleno a los datos. También parece lógico que, en la medida en que Escrivá considera muy importantes las relaciones con el BCE u otros organismos, las tenga agrupadas en un departamento más próximo a él, dicen algunas fuentes del supervisor.
En cualquier caso, esto ha sembrado dudas entre trabajadores de la institución sobre si el banco va a seguir haciendo la misma labor de Pepito Grillo que tanto le caracterizó cuando Pablo Hernández de Cos era el gobernador. En este sentido, preocupan en algunos miembros de la plantilla las declaraciones realizadas por Escrivá en una entrevista a Carlos Alsina en Onda Cero hace dos semanas. Preguntado por las opiniones del organismo sobre las pensiones, declaró que en su último informe anual “el banco pone el énfasis en que por primera vez hay una cláusula de cierre que asegura la sostenibilidad del sistema”. Sin embargo, ese no había sido el objeto de discrepancia entre el banco y Escrivá cuando este era ministro de la Seguridad Social: las diferencias radicaban en que, con Escrivá de titular, la Seguridad Social elaboró un informe en el que, con todas las incertidumbres, preveía en su escenario principal que no harían falta medidas adicionales en las pensiones. En cambio, en un claro contraste, en los dos últimos informes anuales el banco señalaba que sí harían falta medidas: “El análisis conjunto de los principales cambios normativos introducidos en nuestro sistema de pensiones desde 2021 —si bien está sujeto a una elevada incertidumbre— apunta a que, previsiblemente, será necesario adoptar nuevas medidas a partir de 2025 para reforzar su sostenibilidad financiera”, dijo en su informe anual publicado en 2023. Y en el informe anual difundido este año se expresaba en términos similares.
Aun así, alguna fuente interna señala como algo positivo que esté poniendo el foco en el mecanismo de cierre y en ver si se activará o no. Es un paso intermedio antes de virar en su posición, sostiene una persona que trabaja en el organismo. En la dirección del banco ponen el énfasis en las incertidumbres y en que todo dependerá de la evaluación de la Autoridad Fiscal. Y destacan que lo importante es que, si hace falta, hay un mecanismo de corrección automático con subidas de cotizaciones en caso de que haya inacción política y no se adopten medidas alternativas.
Otro punto sobre el que algunas fuentes del banco llaman la atención es la opinión de la institución sobre el impuesto a la banca. El BCE ya emitió un informe negativo sobre este tributo cuando se aprobó. Y Escrivá cargó contra él siendo ministro. Dijo que era un corta y pega y que no tenía en cuenta el contexto actual de una política monetaria restrictiva. Si este impuesto se hace permanente, el BCE tendrá que emitir otro informe.
El foco se sitúa en la posibilidad de que surjan incoherencias en el discurso de Escrivá. Será clave lo que diga de presupuestos y pensiones. Cabe destacar que Escrivá ya ha subrayado la necesidad de abordar ajustes fiscales de forma transparente y sin demora, en línea con las recomendaciones que ha hecho recientemente el BCE. Pero cualquier omisión o cambio en la línea habitual del banco será interpretada comparándola con lo que habría dicho su predecesor Hernández de Cos.
Economía en EL PAÍS