Trump, el campeón de la farsa aritmética

Donald Trump y su patrulla para la guerra comercial —con los ultras Peter Navarro y Howard Lutnick como arietes— son los campeones de la farsa aritmética.

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 El presidente de EE UU y su patrulla para la guerra comercial falsean hasta las estadísticas propias  

Donald Trump y su patrulla para la guerra comercial —con los ultras Peter Navarro y Howard Lutnick como arietes— son los campeones de la farsa aritmética.

Falsean hasta las estadísticas propias. “Tenemos un déficit [comercial] con la UE de 350.000 millones [de dólares] y va a desaparecer rápido… podemos rebajarlo en 350.000 millones en una semana, tiene que comprarnos y comprometerse a comprarnos por una cuantía igual en energía”, dijo el magnate el día 7, al rechazar la oferta europea de rebajar a cero los aranceles industriales mutuos.

Leve problema: esa cifra es falsa. El déficit comercial estadounidense fue en 2024 bastante inferior, solo de 198.200 millones de euros [unos 208.070 millones de dólares], si se atiende a las estadísticas de Eurostat. Y también inferior a los 235.571 millones de dólares que contabiliza el US Census Bureau, la estadística referenciada en el documento justificativo de los aranceles “recíprocos”, de la Oficina del representante de Comercio, Jamieson Greer (“Reciprocal tariff calculations”).

Y eso, sin contar que lo relevante es el déficit por cuenta corriente, que incluye además de la balanza comercial un superávit estadounidense en servicios de 109.000 millones de euros en 2023.

Hay más falacias. El memorial de los cálculos tarifarios propalados en la famosa pizarrita de aranceles “recíprocos” a la UE (del 20%) y a China (de 34%), entre otros, también falsea las conclusiones de los estudios científicos en los que asegura apoyarse. Brent Neiman, coautor de uno de ellos (“Tariff pass-through at the boarder and a store…”, NBER, octubre 2019) ha salido al paso de la brutal manipulación efectuada sobre él por el trumpismo (“The Trump White cited my research to justifiy tariffs, it was it all wrong”, NYT, 7 de abril): su autodefensa indica, como ha subrayado el profesor García Montalvo (Expansión, 8 de abril), que el efecto teóricamente positivo para EE UU de esos aranceles cuadriplica los estimados en su investigación.

En efecto, la tasa de traslación del arancel a los precios de la importación (su aumento) alcanzaría según el “Reciprocal tariff”, el 25%: una cuarta parte del 95% que calculaban los autores del estudio original. O sea que, de acuerdo con estos, el pretendido efecto peyorativo sería cuatro veces inferior al que ellos calcularon. Y en efecto, su estudio concluye que esa traslación a los precios de importación sería “casi completa”, lo que implica que “el grueso del impacto de los aranceles afectaría a EEUU”. Lo contrario de lo que enarbola la Casa Blanca.

Pero el alegato del ofendido Neiman desborda esa distorsión intelectual. El experto recuerda que los desequilibrios comerciales entre dos países no dependen solo del proteccionismo: también “reflejan diferencias de recursos naturales, ventajas comparativas y niveles de desarrollo económico”. Así que “las cifras de déficit ni mucho menos prueban que se produzca competencia desleal”. Pues unos déficits y otros superávits se entrecruzan entre distintas naciones: un arancel severo “sobre componentes japoneses de automóvil puede generar un aumento de la demanda de importaciones desde México y viceversa”.

No es esta la única manipulación del documento justificativo oficial. El economista catalán Pau Pujolas, coautor de otro de los estudios académicos en que se escuda la Oficina de Comercio (“Trade deficits with trade wars”, Universidad de Ontario, 2024) se queja de los “aranceles animales” de Trump, muy superiores a los que sugiere su propio trabajo, de entre el 10% y el 15% (EL PAIS, 10 de abril).

Y además, su texto concluye que las “ganancias” acarreadas por los impuestos comerciales “entre los dos países de mayor desequilibrio comercial como EEUU y China” son, meramente “mínimos”. Al cabo, escribe en Nada es gratis (7 de abril), “la ganancia de un arancel viene solamente a costa de empobrecer al vecino; si el vecino hace lo de ojo por ojo, (casi siempre) acabamos todos ciegos”.

 Economía en EL PAÍS

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