Un equipo internacional de investigadores ha identificado un linaje extinto de avispas conservadas en ámbar desde hace más de 98 millones de años que utilizaban su abdomen, similar al de una planta carnívora Venus atrapamoscas, para capturar e inmovilizar a sus presas. Los especímenes de Sirenobethylus charybdis —llamados así por el monstruo marino de la mitología griega que tragaba y vomitaba agua tres veces al día— datan de hace casi 99 millones de años y podrían representar una nueva familia de insectos.Según explican en ‘BMC Biology’, estas avispas eran parasitoides, es decir, insectos cuyas larvas viven como parásitos y finalmente matan a sus huéspedes. Los parasitoides actuales de la superfamilia Chrysidoidea incluyen las avispas cuco y los betílidos. Sin embargo, los especímenes de S. charybdis poseen un patrón único de venas en el ala posterior que sugiere que la especie pertenece a su propia familia, los Sirenobethylidae.Los investigadores de la Universidad Normal Capital de China y del Museo de Historia Natural de Dinamarca utilizaron la tomografía computarizada (MCT) para analizar 16 especímenes hembra de S. charybdis conservados en ámbar recolectados en la región Kachin, al norte de Myanmar. Noticia Relacionada En laboratorio estandar No Crean ‘ratones lanudos’, un paso más hacia la ‘desextinción’ del mamut José Manuel Nieves Los roedores han sido modificados genéticamente por Colossal Biosciences para que su pelaje sea similar al de los paquidermos extintos: grueso, rizado y rojizoHallaron que la especie probablemente era un koinobionte, un parasitoide que permite a su huésped continuar creciendo mientras se alimenta de él. Los especímenes de avispa presentan un aparato abdominal compuesto por tres aletas, la inferior de las cuales forma una estructura en forma de paleta con una docena de cerdas similares a pelos, que recuerda visualmente a una planta atrapamoscas. Los autores señalan que el aparato abdominal de S. charybdis es diferente al de cualquier insecto conocido y podría haber servido como mecanismo para contener temporalmente al huésped durante la puesta de huevos. Dado que la avispa probablemente no podía perseguir a sus presas a largas distancias, especulan con que habría esperado con el aparato abierto a que un posible huésped activara su respuesta de captura.MÁS INFORMACIÓN noticia Si Las mayores moléculas orgánicas halladas en Marte disparan las esperanzas de encontrar vida noticia No Premio Fronteras a los catalizadores que hacen la química más eficaz y sostenibleLos autores creen que el complejo aparato de prensión le permitió a S. charybdis capturar presas muy móviles, como pequeños insectos alados o saltadores. Los especímenes preservados sugieren que Chrysidoidea mostró una gama más amplia de estrategias parasitoides en el Cretácico medio que sus contrapartes actuales. Un equipo internacional de investigadores ha identificado un linaje extinto de avispas conservadas en ámbar desde hace más de 98 millones de años que utilizaban su abdomen, similar al de una planta carnívora Venus atrapamoscas, para capturar e inmovilizar a sus presas. Los especímenes de Sirenobethylus charybdis —llamados así por el monstruo marino de la mitología griega que tragaba y vomitaba agua tres veces al día— datan de hace casi 99 millones de años y podrían representar una nueva familia de insectos.Según explican en ‘BMC Biology’, estas avispas eran parasitoides, es decir, insectos cuyas larvas viven como parásitos y finalmente matan a sus huéspedes. Los parasitoides actuales de la superfamilia Chrysidoidea incluyen las avispas cuco y los betílidos. Sin embargo, los especímenes de S. charybdis poseen un patrón único de venas en el ala posterior que sugiere que la especie pertenece a su propia familia, los Sirenobethylidae.Los investigadores de la Universidad Normal Capital de China y del Museo de Historia Natural de Dinamarca utilizaron la tomografía computarizada (MCT) para analizar 16 especímenes hembra de S. charybdis conservados en ámbar recolectados en la región Kachin, al norte de Myanmar. Noticia Relacionada En laboratorio estandar No Crean ‘ratones lanudos’, un paso más hacia la ‘desextinción’ del mamut José Manuel Nieves Los roedores han sido modificados genéticamente por Colossal Biosciences para que su pelaje sea similar al de los paquidermos extintos: grueso, rizado y rojizoHallaron que la especie probablemente era un koinobionte, un parasitoide que permite a su huésped continuar creciendo mientras se alimenta de él. Los especímenes de avispa presentan un aparato abdominal compuesto por tres aletas, la inferior de las cuales forma una estructura en forma de paleta con una docena de cerdas similares a pelos, que recuerda visualmente a una planta atrapamoscas. Los autores señalan que el aparato abdominal de S. charybdis es diferente al de cualquier insecto conocido y podría haber servido como mecanismo para contener temporalmente al huésped durante la puesta de huevos. Dado que la avispa probablemente no podía perseguir a sus presas a largas distancias, especulan con que habría esperado con el aparato abierto a que un posible huésped activara su respuesta de captura.MÁS INFORMACIÓN noticia Si Las mayores moléculas orgánicas halladas en Marte disparan las esperanzas de encontrar vida noticia No Premio Fronteras a los catalizadores que hacen la química más eficaz y sostenibleLos autores creen que el complejo aparato de prensión le permitió a S. charybdis capturar presas muy móviles, como pequeños insectos alados o saltadores. Los especímenes preservados sugieren que Chrysidoidea mostró una gama más amplia de estrategias parasitoides en el Cretácico medio que sus contrapartes actuales.
El raro ejemplar extinto puede representar una nueva familia de insectos
Un equipo internacional de investigadores ha identificado un linaje extinto de avispas conservadas en ámbar desde hace más de 98 millones de años que utilizaban su abdomen, similar al de una planta carnívora Venus atrapamoscas, para capturar e inmovilizar a sus presas. Los especímenes de Sirenobethylus charybdis —llamados así por el monstruo marino de la mitología griega que tragaba y vomitaba agua tres veces al día— datan de hace casi 99 millones de años y podrían representar una nueva familia de insectos.
Según explican en ‘BMC Biology’, estas avispas eran parasitoides, es decir, insectos cuyas larvas viven como parásitos y finalmente matan a sus huéspedes. Los parasitoides actuales de la superfamilia Chrysidoidea incluyen las avispas cuco y los betílidos. Sin embargo, los especímenes de S. charybdis poseen un patrón único de venas en el ala posterior que sugiere que la especie pertenece a su propia familia, los Sirenobethylidae.
Los investigadores de la Universidad Normal Capital de China y del Museo de Historia Natural de Dinamarca utilizaron la tomografía computarizada (MCT) para analizar 16 especímenes hembra de S. charybdis conservados en ámbar recolectados en la región Kachin, al norte de Myanmar.
Hallaron que la especie probablemente era un koinobionte, un parasitoide que permite a su huésped continuar creciendo mientras se alimenta de él. Los especímenes de avispa presentan un aparato abdominal compuesto por tres aletas, la inferior de las cuales forma una estructura en forma de paleta con una docena de cerdas similares a pelos, que recuerda visualmente a una planta atrapamoscas.
Los autores señalan que el aparato abdominal de S. charybdis es diferente al de cualquier insecto conocido y podría haber servido como mecanismo para contener temporalmente al huésped durante la puesta de huevos. Dado que la avispa probablemente no podía perseguir a sus presas a largas distancias, especulan con que habría esperado con el aparato abierto a que un posible huésped activara su respuesta de captura.
Los autores creen que el complejo aparato de prensión le permitió a S. charybdis capturar presas muy móviles, como pequeños insectos alados o saltadores. Los especímenes preservados sugieren que Chrysidoidea mostró una gama más amplia de estrategias parasitoides en el Cretácico medio que sus contrapartes actuales.
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