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En medio de todo el ruido en Washington tras el regreso de la apisonadora republicana a la Casa Blanca, en el lado opuesto del tablero geopolítico ha tenido lugar una videollamada con mucho trasfondo por el momento en el que se ha producido. El presidente chino, Xi Jinping, mantuvo este martes una charla virtual con su homólogo ruso Vladimir Putin.
Después de la investidura de Donald Trump como presidente de Estados Unidos, los mandamases de Pekín y Moscú intercambiaron impresiones en su primera charla de 2025.
Según una transcripción de la videollamada publicada por Moscú, Putin señaló que era «buena tradición» la de reunirse a principios de cada año para «delinear nuevos planes para el desarrollo de la asociación Rusia-China y la cooperación estratégica». El ruso dijo que el año pasado fue «muy fructífero» para los dos vecinos y añadió que ambos países están «coordinando nuestros pasos en otros foros multilaterales».
Por su parte, el líder chino, que se dirigió a Putin como su «querido amigo», añadió que las relaciones entre ambos países se estaban fortaleciendo y que esperaba que «los vínculos alcanzaran nuevas alturas».
Xi y Putin han querido acaparar algo del foco mediático que estaba entretenido con el atracón de órdenes ejecutivas firmadas por Trump unas horas después de estrenar su segundo mandato. El presidente estadounidense dejó muchos titulares a los periodistas que atendía mientras firmaba documentos en el Despacho Oval. Uno de ellos fue que tenía la intención de reunirse con Putin «muy pronto». Sobre Xi, algunos periodistas de Washington han contado que a Trump le gustaría viajar a China a principios de este año.
El pasado viernes, tres días antes de la investidura, Trump descolgó el teléfono para llamar al líder chino. Una conversación muy importante porque, además de abordar la actualidad global y los muchos frentes abiertos entre las dos superpotencias mundiales, ambos se comprometieron a «establecer canales estratégicos de comunicación y mantener contactos regulares». Unos canales que estuvieron rotos durante gran parte del mandato de Joe Biden y que son claves para que los enfrentamientos diplomáticos y económicos entre los dos adversarios no terminen en un choque más directo y peligroso.
Tras aquella llamada, desde Pekín señalaron que Trump y Putin habían intercambiado puntos de vista sobre la invasión rusa de Ucrania. El lunes, Trump, aunque no mencionó esta guerra en su discurso inaugural, aseguró que el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, «quería llegar a un acuerdo» y que Putin «también debería hacerlo» porque «está destruyendo a Rusia». Putin felicitó a Trump antes de su toma de posesión, afirmando que el Kremlin estaba dispuesto a dialogar con la nueva administración estadounidense.
Con quien sí parece seguro que el ruso va a mantener su estrecha relación es con el líder chino. El año pasado, Putin y Xi celebraron tres reuniones bilaterales. Los ejércitos de ambos países aumentaron sus ejercicios militares conjuntos y el comercio entre Pekín y Moscú batió un nuevo récord, aumentando un 2,9% con respecto a 2023. Aunque también es cierto que ese crecimiento fue significativamente más lento que el aumento del 32,7% en 2023, cuando el gigante asiático se hinchó a comprar mucho más petróleo ruso sancionado por Occidente.
El Gobierno chino no ha apoyado oficialmente momento la invasión de Ucrania (a la que se refiere como «crisis»), pero la asociación del eje Pekín-Moscú, sobre todo en el terreno económico, está siendo la gran baza del Kremlin para sortear la sacudida de las sanciones occidentales. Desde Estados Unidos, la anterior administración Biden acusó al Gobierno chino de vender al régimen de Putin las tecnologías de doble uso necesarias para alimentar la «máquina de guerra» de Moscú.
Xi y Putin se esforzaron el año pasado en promover su visión compartida de lo que sus medios de propaganda han llamado un «orden mundial multipolar» alternativo al dominado por EEUU. Para ello, ambos líderes trataron de impulsar sus alianzas a través de grupos como la Organización de Cooperación de Shanghai y los BRICS.
«Abogamos conjuntamente por la construcción de un orden mundial multipolar más justo y trabajamos para garantizar la seguridad indivisible en el espacio euroasiático y en el mundo en su conjunto», señaló Putin a Xi durante su videollamada. «Se puede afirmar con seguridad que las relaciones en materia de política exterior y el trabajo conjunto entre Rusia y China juegan objetivamente un importante papel estabilizador en los asuntos internacionales».
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